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    Protagonista

    César Antonio Leigh: “Si volviera a nacer, sería bombero otra vez”

    Profesor y bombero, ha cumplido 53 años al servicio de los demás. Nadie mejor que él para hablar sobre entrega, solidaridad y sacrificio

    Cuando César Antonio Leigh aún era menor de edad, ingresó a la compañía Sullana Nº43 de los Bomberos Voluntarios del Perú. En el transcurso de los siguientes 53 años ocupó varios cargos en la institución: fue Jefe de Compañía, Jefe de Brigada, Jefe Regional de Piura y Tumbes, Comandante Departamental, integrante de la Comisión Permanente del CGBVP y Vocal del Consejo Nacional de Disciplina. Hasta hace poco ejerció como Comandante General del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, el máximo grado en la jerarquía de los hombres de rojo.

    Hizo su carrera bomberil en paralelo a su carrera docente. Fue profesor de Biología y Química de secundaria y llegó a ser director del colegio San Pedro Chanel. Además, y como si fuera poco, se desempeñó como funcionario de la Municipalidad Provincial de Sullana y fue dos veces regidor de esa comuna. También, ha sido Ministro de la Eucaristía de su parroquia y fue el fundador de los Scouts en Sullana. Nadie mejor que él para hablar sobre entrega, solidaridad y sacrificio.

    CESAR ANTONIO LEIGH ARIAS COMANDANTE DEL CUERPO DE BOMBEROS DEL PERU

    Muchos decimos “me gustaría ayudar” pero, a la hora de la hora, nos cuesta hacer un pequeño sacrificio, aunque sea una vez al año. Sin embargo, vemos a los bomberos que se sacrifican todos los días por los demás. ¿Qué tienen ellos en la sangre, en el alma?
    Te cuento mi experiencia personal. En primer lugar, tienen que gustarte las emociones fuertes. También, tienes que tener un desapego total a la vida, porque acá en serio te la juegas. Si solo te gustan las emociones fuertes puedes hacer alpinismo o puenting y así liberarás adrenalina, pero si también tienes ese sentido vehemente de ayudar a los demás y, además, un desapego total a la vida, puedes ser bombero.

    ¿Es realmente posible tener desapego total a la vida?
    El bombero tiene que saber que tiene una misión. Lo que tenemos dentro es el deseo de servir a los demás, sentirnos útiles a la sociedad. Aparte, tenemos que estar medio locos porque trabajamos gratis ja ja… De verdad que los bomberos tenemos temple, porque en el momento de la emergencia lo dejamos todo.

    ¿Cómo empezó su carrera de bombero?
    Cuando estaba en el colegio, me gustaba ver cuando los bomberos pasaban por las calles de mi pueblo. Ellos iban en los carros de ese entonces, trepados y cogidos de las barandas, y el sonido de las sirenas realmente me emocionaba. Un día, casi al final de 1964, yo regresaba a mi casa después de ver un partido de fútbol y vi que estaban apagando un incendio. El jefe de bomberos era mi tío, así que le dije: “Nino, ¿puedo ayudar?” Él recogió mi mochila y me dio un pitón. Y así empezó mi vida de bombero.

    Y a partir de ese día no dejó de hacerlo
    En ese entonces la mayoría de edad era a los 21 años, así que para ser bombero tuve que pedirles permiso a mis papás. Y así empezó la historia. En marzo de 1965 me aceptaron como bombero y ya han pasado 53 años.

    ¿Qué es lo más difícil que le ha tocado vivir como bombero?
    Para empezar, hacer entender a papá y mamá que quería serlo. Mi mamá, como era muy religiosa y pegada a la iglesia, fue la que más me apoyó. Cada vez que me iba de guardia, ella no dormía. Le prendía la velita al santo hasta que llegara el hijo y ahí ya estaba tranquila y contenta. Así, poco a poco ellos comprendieron que mi propósito era servir.

    Debe ser difícil aceptar que tu hijo quiera correr un riesgo que no tendría por qué correr
    Bueno, hay que entenderlos ¿no? Imagino que estaban preocupados. Yo ahora como papá veo a mi hijo mayor que también es bombero y a mi nieto que se inclina a serlo y sé el riesgo que eso significa… pero uno lo supera, lo deja atrás.

    La vocación de servicio puede más
    Así es. Eso es un bombero.

    Decidir ser bombero involucra a toda la familia
    Sí. Luego,cuando me casé, mi esposa me reclamaba y se molestaba porque la dejaba plantada, y yo le decía: “Antes de casarnos tú sabías que era bombero”. Y así, ya vamos a cumplir 44 años juntos y seguimos para adelante. La única forma es entenderse y comprenderse y que cada uno respete lo que el otro hace. Igual, cada vez que llegaba a casa con la cara toda negra, llena de humo, me mandaba a bañarme, sino no me dejaba acostarme.

    Cesar Leigh VIAN MAGAZINE

    ¿Un bombero tiene miedo?
    Algunas personas piensan que no tenemos miedo, pero no es verdad. Si no fuera así, no seríamos cautelosos en medio de toda la vorágine. Un incendio es una situación arriesgada y peligrosa. Para darte una idea, las temperaturas en un incendio superan los mil grados, y a solo cien grados es que hierve el agua. Además, con el fuego las superficies desprenden gases tóxicos que, lógicamente, no se pueden respirar… También, pasamos frío. Tiritamos… ¡Imagínate recibir un tremendo chorro de agua fría en la madrugada! Cada incendio da miedo, pero lo superamos y eso nos hace ser prudentes. Estamos llenos de heridas pero seguimos adelante.

    Imagino que se les entrena para pensar «en frío», porque una emergencia desestabiliza emocionalmente a cualquiera. Muchos no sabríamos qué hacer ni cómo comportarnos
    ¡Imagínate lo que es para nosotros! Ver a un niño accidentado, por ejemplo, es doloroso. Es un impacto terrible pero uno tiene que controlar sus emociones. Tiene que ser así para que podamos agudizar nuestros sentidos y saber qué hacer. Si no agudizamos el oído no podremos sentir el chisporroteo de una descarga eléctrica, por ejemplo. Si no agudizamos el olfato no podremos oler la gasolina o el gas o algún ácido. ¡Son tantas cosas a las que el bombero tiene que estar atento! Sino, lejos de ayudar podemos complicar la situación. Nuestro carro dice “Recuerda que sales a ayudar, no esperes que vengan en tu ayuda”.

    ¿Tienen algún ritual antes de afrontar una emergencia?
    Yo, todos los días me encomiendo a María la buena madre. Al levantarme pienso en ella y le pido que me ayude, me purifique, cuide mi salud y me ayude a tener mejor predisposición en el día. Cada uno se encomienda a lo que cree. Los bomberos hemos superado todas las barreras: de credo, raza y posición económica. Y el día que tenemos que unirnos, no existen las fronteras. Por ejemplo, ahora último cuando sucedió el fenómeno del Niño costero, todos los bomberos de Lima fuimos al norte a apoyar. También, cuando en esa zona hubo incendios forestales, todos los bomberos de Cusco se movilizaron para ayudarlos. Esto se da también a nivel países. Cuando sucedió el terremoto en Manta en Ecuador, fuimos a apoyarlos en las labores de rescate. Y hemos visto a los bomberos norteamericanos ir a Chile para ayudarlos durante el incendio forestal.

    ¿Y qué hacen después de la emergencia?
    Nos reunimos para ver en qué hemos errado y cómo vamos a mejorar las técnicas y aprovechar mejor los recursos. Ser bombero es un compromiso de por vida. El que quiere meterse tiene que saber en lo que se está metiendo.

    Queda claro que uno realmente tiene que querer ser bombero, porque es difícil. Son muchas horas de dedicación y sacrificio
    Sí. Solo en la escuela básica hay que estar alrededor de un año y medio. Te gradúas con el grado de seccionario y, para poder ascender, tienes que perfeccionarte. También, tienes que llevar un curso de administración, porque si te toca ser jefe de compañía tienes que saber administrar los recursos humanos, saber de logística y tener capacidad de gestión. Todos sabemos que no tenemos mucha ayuda, entonces el jefe de compañía tiene que ser muy creativo. Entre nosotros hemos aprendido hasta a cocinar y un poco de mecánica. Tenemos que saber cambiar una llanta, por ejemplo, o saber resolver cualquier problema que pueda ocurrir en la estación. Un bombero nunca termina de aprender.

    Y no es que se dediquen solo a eso, sino que están ofreciendo su tiempo libre
    Tienes que estudiar o trabajar, vagos no se aceptan. Tienes que ser una persona de provecho que esté dispuesta a dedicar su tiempo libre a servir. Hay un mínimo de horas de guardia nocturna que debes cumplir de acuerdo a tu grado y, por eso, muchas veces tienes que dejar a la enamorada, faltar al cumpleaños del papá… Son muchas cosas las que tienes que dejar.

    ¿Son conscientes de que todos los días se enfrentan a la muerte?
    Yo no pienso en eso, pero sé que en algún momento va a venir y estoy preparado. La única forma de subir a un estado superior de conciencia es desprendiéndote de este ropaje para que tu alma quede libre. La muerte es libertad, es alegría. Es doloroso enterrar a un amigo pero son cosas de la vida. Él se va primero y yo iré después, pero al final nos vamos a reunir. Como decimos los bomberos “Si no vives para servir, no sirves para vivir”. Y yo, si volviera a nacer, sería bombero otra vez.

    Por Sandra Roncagliolo

    jueves 7 de diciembre, 2017